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Fuente: www.pichilemunews.cl – 24.06.2024
- 30 años han pasado desde el momento en que la norteamericana pisó nuestra comuna y casi 10 años que “se quedó para siempre” descansando en el camposanto pichilemino.
- Dejó, aparte de muchos amigos y amigas, un imborrable legado literario, entre ellos, el libro de cuentos -de ficción y realidad- titulado “Los Gatos del Casino”.

Corría el año 1994 cuando apareció por primera vez, una dama, una gringa ya de unos 60 años o quizás unos pocos más, que sin ser ni extravagante, menos hippie, llamaba la atención su paso por las calles pichileminas. Con su pañuelo al viento, que lucía y sujetaba sus cabellos rubios, y su altura de 1,75 la hacían sobresalir de lejos.
Su carácter amistoso, afable con adultos, jóvenes y niños, la hizo ganarse muchas amistades. E, incluso, el cariño de muchas personas.
Viuda de un diplomático norteamericano, y con un hijo surfista, Erick –que luego se afincó y empezó a desarrollar actividades comerciales en nuestra zona- la invitó a conocer Pichilemu, ese paraíso que a él lo había atrapado.
Luego de pensar un poco, nos contó en un momento, “me vine a ver a mi hijo, con la idea de retornar a mi país; pero nunca pensé que yo también me iba a quedar atrapada en medio del viento y la hospitalidad de sus habitantes”.

Estamos recordando a Gertrude “Trudy” Larkin Förster (79).

Actividades culturales, a las que acudía cada vez que se organizaba algo en esos tiempos y, su asidua visita a un local comercial que regentaba uno de nuestros hermanos junto a su familia de entonces, permitió una amistad, muchas conversaciones y, colaboraciones a actividades afines.
Tal como ya lo escribimos en más de una ocasión, pasó muy poco tiempo para que Trudy se encariñara con "el pequeño bosque" y todo lo que otros ven como negativo, como es el viento, ella lo transformaba en algo positivo. Y demoró muy poco en escribir sobre ello, destacando -según su visión- al viento pichilemino con su “Oda al viento”.
Al justificar ese amor por Pichilemu, Trudy nos confidenció: “Acá encontré todo lo que en ninguna parte tuve: tranquilidad para inspirarme, para escribir, …”.
Escucharla y confesar con tanta sinceridad –no por caer bien- sino por una autentica sinceridad, era fácil creerle que, después de conocer varios países de Europa -en los que había residido- eligió quedarse a vivir sus últimos años en nuestro Pichilemu, pues se convirtió en su lugar predilecto de cuantos conoció.
Fue tanto su amor por este terruño que escribió -entre muchas otras cosas- un cuento infantil que tituló "Los Gatos del Casino". Una mezcla de ficción y parte de la historia de Pichilemu, en una obra pequeña pero hermosa, que habla sobre el edificio construido para don Agustín Ross Edwards, sobre la llegada del ferrocarril a nuestra comuna.

Once años
La escritora, de una edad septuagenaria llegó a Pichilemu en octubre de 1994, invitada por su hijo Erick.
“Pichilemu me da todo lo que en ninguna parte encontré: tranquilidad para inspirarme y motivarme a escribir ..”, nos confidenció al expresar porque Pichilemu era -según ella- su lugar predilecto de cuantos conoció.
Cuando su libro "Los Gatos del Casino" salió publicado y le fue enviado por la editorial nos regaló un ejemplar -un cuento infantil, mezcla ficción y parte de la historia de Pichilemu- que leímos y disfrutamos. Tras ello, de inmediato la felicitamos y le dijimos que -aparte de haber sido mostrada en la Feria de Libros Infantiles en Santiago- había que hacer, sí o sí, un lanzamiento de su obra a la comunidad.
Cuando le explicamos en qué consistía y más aún, nuestro ofrecimiento y apoyo en la organización se mostró entusiasmada y aliviada, por cuanto si bien hablaba bien el español, confesó que le confundía los detalles, pero ante la iniciativa estaba encantada de esa posibilidad de mostrar su obra.
Coincidió que el escritor y poeta José Vargas Badilla -también residente en Pichilemu- había publicado “Semblanzas pichileminas”, otro de sus libros y, luego de hablar con él, propusimos en el Concejo Municipal, que, en el programa de Fiestas Patrias se considerara el lanzamiento de esas dos obras literarias, lo que se aprobó.
Fue así, como los días 18 y 19 de septiembre de 1999 en el salón de uso múltiple del edificio ex Casino se llevó a cabo la presentación de cada una de esas obras, para lo cual, junto con disponer del recinto, el municipio consideró la contratación de un músico santiaguino, quien amenizó durante los dos días, con la interpretación de flauta traversa.
Numeroso público pudo ser parte de esas actividades culturales que, además, contaron con la asistencia de autoridades, entre ellas el alcalde Carlos Leyton, quien ejercía como tal, ante el proceso que enfrentaba el titular.
Tanto la escritora americana, como el escritor y poeta colchagüino quedaron encantados y agradecidos por la gestión y organización de la actividad.
Tiempo después, cuando le comentamos que estaba trabajando en un proyecto para sacar adelante un diario electrónico, para continuar la edición del periódico “PICHILEMU” que, obligado por las circunstancias, había vuelto a quedar imposibilitado de seguir editándose en papel, Trudy junto con alegrarse de la iniciativa nos ofreció traducir los textos en inglés, si así lo deseaba.
Ofrecimiento que, naturalmente, agradecimos y más tarde efectivamente se concretó cuando decidimos incluir información histórica, turística, entre otros temas estables de nuestra publicación electrónica.

Fotografías: WSG/Archivo “Pichilemunews”.

Fuente: www.pichilemunews.cl - 18.06.2024
- José Vargas Badilla falleció en Pichilemu, comuna balneario y ciudad capital de la provincia Cardenal Caro, última morada que eligió para siempre el bardo –Hijo Ilustre de San Fernando- que le cantó prácticamente a toda la región a través de sus poemas.

Aunque nacido en la comuna de Codegua en la provincia de Cachapoal, don José Vargas era un fanático de Colchagua y en su capital, San Fernando, también vivió gran parte de su vida junto a su esposa Inés López –que le sobrevive- y sus hijos Patricio y Chito. No obstante, quiso venirse a pasar el resto de sus días a la comuna pichilemina, a la que le cantó muchas veces y dedicó uno de sus tantos libros publicados.

Trayectoria
La trayectoria de don José Vargas Badilla está jalonada de premios y diversos lugares obtenidos en concursos literarios tanto a nivel regional como del país. E incluso fue invitado en más de una ocasión a países limítrofes a exponer y mostrar su obra junto a distinguidos hombres de letras de Latinoamérica.
Asimismo, paralelamente, fue el autor de numerosos himnos de ciudades al ganar los respectivos concursos, siendo co-autor con el profesor y músico sanfernandino René Orlando Benavides Poblete, como fue en el caso del Himno Oficial de Pichilemu, realizado a principios de la década de los años ’80. Himno que –según decreto alcaldicio debía interpretarse en cada acto oficial, tras el himno patrio, pero que nunca se ha cumplido cabalmente.
José Vargas Badilla fue por años activo dirigente de la SERCH Regional y como tal, fue artífice para que esta institución a nivel regional hiciera al menos uno de los encuentros anuales en donde –según recordamos- estuvo como invitado principal el dramaturgo Fernando Cuadra en la Pista Municipal. También participó activamente en el Grupo Literario “Los Inútiles” y otras agrupaciones culturales sanfernandinas, como también activo colaborador en periódicos y diarios regionales, incluido el periódico “PICHILEMU” en la década de los ’80 cuando lo editamos en su cuarto período hasta el año 1992.
Fue un inquieto hombre de letras y como tal promovió Exposiciones Ilustradas Itinerantes por la región, trayéndola un par de veces a Pichilemu, en donde participaban con poemas decenas de poetas de nuestra región.
A principios de los ’80 junto con el Centro de Hijos y Amigos de Pichilemu –que presidíamos- organizamos un Concurso Regional de Pintura, con el objetivo de crear la Pinacoteca Municipal, patrocinándola el municipio encabezado por José Lino Vargas Jorquera. No obstante. Las obras ganadoras –algunas- lucen en los muros de las oficinas bajo el edificio municipal, no dándoles la relevancia que merecen y menos aún, se continuó con el concurso para seguir acrecentando la pinacoteca.
En al menos una ocasión, recién establecido en su casa pichilemina, nos manifestó su deseo de regalar diversos libros publicados para las escuelas municipales de Pichilemu y así los hicimos llegar al DAEM de los años ’90 para que procediera a su distribución.
También una de sus últimas publicaciones “Semblanzas pichileminas” le colaboramos en la organización del Lanzamiento de su obra en la Sala de Arte “Agustín Ross” el año 1999, durante las Fiestas Patrias.
Cabe señalar que, en la ocasión, organizamos el Lanzamiento del libro de cuentos “Los Gatos del Casino”, de la escritora norteamericana Trudy Larkin Forster, y al otro día el libro de poemas indicado, acompañado de un flautista santiaguino pagado con recursos municipales.
San Fernando, supo de su talento, de su obra y de su activa y prolífera acción en el ámbito cultural de la ciudad. Es por ello que, con motivo del aniversario de la ciudad le distinguió con el título de “Hijo Ilustre de San Fernando”.
Por otra parte, con ocasión del natalicio y centenario del Premio Nobel, Pablo Neruda, recibió la medalla oficial conmemorativa que emitió el gobierno, la que nos mostró con mucho orgullo en una de las visitas que le hicimos en su hogar pichilemino.
Finalmente, recordamos su gusto y conocimientos sobre la pintura, donde como coleccionista privado dispone de valiosas obras de Arturo pacheco Altamirano, Valenzuela Llanos, Pedro Olmos, Torterolo, entre otros destacados pintores nacionales y que en más de una ocasión pudimos admirar.
Muchas cosas más se podrían escribir y recordar de su obra literaria, entre la cual se encuentran varias odas dedicadas a esta tierra costina.
Por ahora este modesto homenaje de “pichilemunews”.

Fotografías: WSG/Archivos “Pichilemunews”.

El “conchito” de la familia Becerra Vargas no podía ser menos. En efecto, desde muy pequeña empezó a emular a su hermana Zulema, a sus hermanos Jorge, Ramón y a mostrar las dotes y raíces de su madre Amanda y su abuela Anacleta. Como también su abuela paterna, Adela, madre de su padre Ernesto, entre otros familiares que, desde muy atrás eran quienes animaban ramadas, fondas y fiestas tradicionales del campo chileno.

Así, desde muy pequeña se destacaba en las fiestas de su escuela, primero, y más tarde en veladas de clubes deportivos.

Es, sin embargo, en los años ’70 cuando empezamos a visualizarla, cuando en las páginas del diario La Tercera consignamos su presentación en un show benéfico para el Hospital de Pichilemu, realizado en octubre de 1977, donde los organizadores recurren a los lazos con la radio Agricultura de Santiago. Y llega una troupe de artistas encabezados por el ya desaparecido animador de radio y TV, Enrique Maluenda y el locutor radial Hernán Pereira, el conjunto folclórico “Los Sembradores”, el grupo melódico “Los Pregoneros”, el grupo musical “Los Sirios”, el cantante Iván Marcelo y “Kina destacada cantante pichilemina que ya ha incursionado en el disco”, decíamos en la publicación que hicimos entonces. Una causa noble, como las tantas que a lo largo de su trayectoria ha realizado en apoyo y cooperación con su hermosa voz.

No obstante, al poco tiempo decide adoptar el nombre oficial de Patricia Becerra, con el cual sigue su carrera que la llevó por largos años a Inglaterra, en donde estaba exiliado el pichilemino Pedro Romero, con el que contrae matrimonio. Y, desde donde nacen dos hijos varones, siendo Peter, el mayor quien incursiona en su juventud en el canto, actualmente quien encabeza el negocio familiar: El Pub “Viva Chile”.

Retornada definitivamente en 1991, aunque vino a Chile antes por cosas puntuales; empieza a cumplir una destacada trayectoria como cantora de rodeos que la llevó de norte a sur por las principales medialunas del país.

Importante es señalar y destacar, que Patricia Becerra, paralelamente ha desarrollado una labor docente como profesora de inglés en uno de los colegios pichileminos. Y, como tal, durante varios años impulsó un festival musical donde se incentivaba a los estudiantes de la comuna, el idioma inglés a través del canto; pero también como una forma de desarrollarlo de mejor forma y ha estar más preparado como personas y en su futura carrera profesional.

Su paso musical no ha sido en vano y, para la posteridad, ha dejado su calidad y pasión por el canto -desde 1976 en que grabó disco- cassetes y CDs, como y ha participado en diversos proyectos artísticos y culturales en comunas de nuestra región de O’Higgins. Asimismo, con ocasión del bicentenario impulsó el proyecto 200 cuecas junto al mar, como igualmente, por un tiempo tuvo programa radial conduciendo el programa “Entre mar y cordillera” en Radio Entreolas FM.

El año 2021, el municipio reconoció sus méritos otorgándole una distinción “por su larga trayectoria musical y contribución a la cultura”, con ocasión del aniversario comunal.

Por su parte, los corraleros -el año 2022- en el desarrollo del Champion de Chile le distinguieron con un galvano por sus 30 años llevando su canto en la tradicional fiesta del campo chileno. Al respecto, Patricia declaró a www.caballoyrodeo.cl: “Es mucha la emoción, así es que feliz, porque uno hace un trabajo sin esperar recompensa. Lo hace porque le gusta y así ha sido mi vida de cantora, no solo en Chile, porque estuve 15 años en Europa donde también hice folklore".

En muchas ocasiones fue invitada a festivales, siendo parte de los artistas del show ya sola junto a su guitarra, como acompañada de sus músicos, a escenarios no solo de la región; siendo destacada su extensa trayectoria dentro y fuera del país.

Hoy, ya retirada, consciente de que a la juventud había que encausarla de manera más práctica en el desarrollo de las tradiciones musicales y de danza, sin desmerecer a la labor de los clubes de cueca, sigue en una labor formativa. Luchó hasta darle forma al Ballet Folclórico de Danza de Pichilemu, BAFOP, una agrupación de todas las edades en torno a la música, danza chilena y latinoamericana, fundado en el curso de 2022, ya con presentaciones en escenarios locales y de otras regiones, mostrando perseverancia y calidad, lo que sin duda, debe ser un motivo más de orgullo por su dedicación en el campo del folclore principalmente.

Fotografías: Internet/Archivos “Pichilemunews”.

Pocos son los funcionarios públicos que llegan a trabajar a nuestra patria chica que, tras estar por años, no dejen plasmado de alguna forma su amor por todo lo vivido en su permanencia.

Es el caso del vallenarino (10 de enero de 1922) Hugo Díaz Jirón, quien arribó a Pichilemu como funcionario público -en calidad de Oficial Civil- a nuestra comuna en el año 1952 y permaneciendo hasta 1973, acompañado de su esposa Luisa Colpo Caramori y su pequeño hijo Hugo. Posteriormente, tuvo a Luisa, Marcelo y Aldo.

Pero ese amor a Pichilemu no solo se expresó en sus dos últimos hijos nacidos en Pichilemu, sino involucrándose en instituciones locales como simpatizante y activo colaborador a través de uno de sus talentos, como autor de canciones, poemas, que interpretaba en veladas artísticas de clubes deportivos donde era invitado a ser parte de estas celebraciones en sus aniversarios.

Una de esas canciones -el vals “Invierno Cruel”- fue rápidamente aprendida por moros y cristianos. E interpretada en cualquier festejo de algún “santo” o cumpleaños de un pichilemino o pichilemina; una ocasión muy esperada antaño por muy modesto que fuera la familia del festejado. Y, con mayor razón, si el festejado -el que financiaba la fiesta- era más “pudiente”.

De hecho, el carácter festivo de la obra musical, que retrata muy particularmente el carácter festivo e idiosincrasia de los habitantes de esta parte de la costa, era una de las canciones más populares, como otras que surgieron posteriormente.

Pero no se limitó solo a Invierno Cruel. Nacieron otras canciones, donde el sentimiento hacia el “bosque pequeño” quedó en El arbolito pascuero – El otoño de mi vida – Barrio lejano – Las penas de mi overito – Amor de pescadores – Una canción para mi Chile – Sombras del ayer – Amanecer colchagüino – Pichilemina – Apología de la tonada colchaguina – Alegría provinciana, entre otras obras que quedaron registradas en el Derecho de Autor.

Como ciudadano, en las elecciones municipales del año 1971 fue uno de los candidatos a regidor por el Partido Democracia Radical; lista que logró sacar solo un regidor. 

El año 1993, la Cámara de Turismo de Pichilemu, le entregó un reconocimiento en el marco de un Workshop realizado en las oficinas generales de SERNATUR, ocasión en que de igual manera se le reconoció su aporte al turismo -a través de sus canciones- a Jorge Aravena Llanca, a Ismael Carrasco Bañados, y al comunicador radial Raúl Palma Vera a través de su programa “Que lindo es Chile”, donde Pichilemu fue protagonista de varios programas en la desaparecida Radio “Minería.

Hugo Díaz Jirón falleció a la edad de 79 años, el 25 de febrero de 2001, ocasión donde -como concejales- asistimos a sus exequias junto a Mariano Polanco Galarce, entregando las condolencias personales y de parte del municipio pichilemino.

Con la reedición del periódico “PICHILEMU” (31.01.1944), el 31 de enero de 1986, el mismo día en que 44 años antes circuló por primera vez, sus escritos –“Usted sabe que …”- vieron la luz en las páginas del reaparecido medio de comunicación local.

Su trabajo investigativo de años, tras verse obligado a dejar inconclusos sus estudios universitarios (U. de Concepción), lo deriva al mundo gastronómico. No obstante, en sus ratos libres lo llevaban invariablemente a continuar con su búsqueda de información en la Biblioteca Nacional y el Archivo Nacional, sus reductos más frecuentes.

Parte de lo que fue descubriendo, lo fue dando a conocer en las páginas del “Pichilemu” bajo el seudónimo de “Don Antonio de Petrel”, sorprendiendo en cada edición a sus lectores con interesantes y desconocidas historias acaecidas en el territorio desde tiempos inmemoriales al presente.

Ante la proximidad del centenario de la comuna, se puso como objetivo editar un libro con el interesante material reunido, una tarea que demandaba no pocos recursos. Con la idea de cristalizar su obra buscó el apoyo municipal, mas las autoridades estaban más interesadas en conocer el nombre de quién estaba detrás del seudónimo que nada. Y no de apoyar a que ese valioso material pudiera transformarse en un libro y difundirlo en los estudiantes para conocer de su comuna, de su identidad, de todo lo valioso que había en su historia. Para lograr un aporte municipal que pudiera financiar parte de la obra, de hecho, el autor se vio obligado a revelar su verdadera identidad antes de tiempo. Para ellos no bastaba una cantidad de libros gratis a cambio del aporte, para que lo distribuyeran en las escuelas.

En otras palabras, fue un verdadero parto su publicación, donde -finalmente- el autor tuvo que revelar su nombre previamente para poder recibir un aporte, para pagar parte de la edición. Y, a cambio de una cantidad de libros para distribuir a las escuelas de la comuna y dar acceso a los estudiantes de toda la comuna.

El lanzamiento de esta primera obra del autor fue en la Casa Colorada, monumento nacional y sede de la primera Junta Nacional de Gobierno, la que contó con la asistencia del alcalde de Pichilemu René Maturana, los escritores José Arraño Acevedo, José Vargas Badilla, como críticos literarios, periodistas, hombres de radio, diplomáticos, arqueólogos, traductoras, y varios profesionales pichileminos de la generación del autor, como familiares que le acompañaron.

Posteriormente, salieron otras obras como “Litueche, antes El Rosario”, “Franciscanos en Litueche”, “Canto de Puetas”, reedición de “Pichilemu, mis fuentes de información”. Y, el año 2022 editó la segunda parte de su primer libro con el nombre “Cahuil, sal ‘ar” donde trata de una importante cantidad de temas.

Y, paralelamente, se mantiene activo en las redes sociales dando a conocer diferentes descubrimientos de orden cultural. Y siempre atento al acontecer cultural de la comuna.