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64184 Graham Place

Categoría

Fuente: www.pichilemunews.cl – 02.07.2024
- Desde 2022 este mágico lugar en el sector rural, fue incorporado por el municipio pichilemino como una nueva ruta de trekking a la “Poza del Encanto”, en el extremo sur oriente de la comuna distante, a 28 kilómetros.

El lugar, cuyo nombre está dado por la hermosa leyenda, fue incorporada en el marco de la celebración del Día Internacional del Turismo, a través del Departamento de Turismo Municipal.
Según se expresó en la ocasión, la Ruta Poza del Encanto de Pichilemu se lanzó “con el propósito de potenciar la conservación y el desarrollo turístico sostenible de la zona rural de la comuna.
Se trata de un lugar de gran belleza y exuberancia”, entre escarpadas laderas con vegetación autóctona, como de pinos y con algunas palmas chilenas que destacan con su majestuosidad.
La poza está en el recorrido del estero Nilahue, que recorre varios kilómetros hasta llegar a la localidad lacustre de Cáhuil y, donde se forma la laguna del mismo nombre.
El Departamento de Turismo destaca también: “El recorrido cuenta con hermosa señalética que, además de orientar, contiene mensajes que fomentan el turismo sustentable y dan cuenta de aves nativas, como golondrinas, peucos, zorros y conejos y árboles endémicos como boldos, quillay, peumos y la mítica palma chilena, entre otros.
Es importante tener en cuenta que este es un recorrido de dificultad mediana alta, no apta para personas con problemas de salud, debido a lo empinado de su sendero y suelo pedregoso”.
Su entorno rocoso y escarpado es exuberante, y la ruta de trekking cuenta con señalética que promueve el turismo sustentable y destaca aves nativas y árboles endémicos. Aunque su belleza es innegable, es importante mencionar que el recorrido es de dificultad mediana-alta y no es apto para personas con problemas de salud debido a su sendero empinado y suelo pedregoso”.

La leyenda
Un breve resumen de la leyenda dice que la Poza del Encanto es un lugar que evoca leyendas y belleza natural. Según la tradición local, una hermosa joven de cabellos rubios se enamoró de un trabajador de su padre, quien era dueño de extensas tierras. Sin embargo, el padre descubrió esta relación prohibida y ordenó castigar al enamorado para poner fin a su amorío.

Importante
Importante de señalar, al momento de tomar la decisión de visitar, que hay que tener en cuenta algunas recomendaciones y prohibiciones para conservar el lugar y protegerlo: -Está prohibido acampar.
-Realizar fogatas.
-Circular con mascotas sin correas de sujeción.
-No dejar basura (guardarla en depósito de cada persona y, posteriormente, depositar en basureros y/o contenedores en donde haya).

Fotografías: WSG/Archivos “Pichilemunews”/Municipalidad de Pichilemu

Las comidas que se recuerdan de épocas pasadas –que eran parte del Menú diario- en Hoteles, residenciales, pensiones, están relacionadas con las costumbres, con lo que se estilaba en esos tiempos. Hoy es impensable, inimaginable que ese tipo de costumbre pudieran volver a ser parte de la dieta diaria en cualquier establecimiento del ramo, en especial para las mujeres -independiente de su edad- que buscan lucir sus trajes de baño, y sus bien cuidadas figuras.

Hoy es imposible imaginarse un menú diario, según el testimonio del administrador del Hotel “Ross” -Jaime Parra Gajardo (83), fallecido el 2 de mayo de 2016- que nos dio 8 años antes para un proyecto cultural:

“De partida hay que señalar que eran 4 comidas diarias: El Desayuno que se servía entre 7 y 8 horas, almuerzo entre 12 a 13 horas, once entre 16 y 17 horas y cena entre 20 y 21 horas.

Consistía en té o café con leche, pan –amasado o de Panadería- con mantequilla, mermeladas, queso, cecinas. Uno o dos huevos, generalmente a la Copa, o a la Paila según el gusto del cliente.

El almuerzo incluía cuatro platos: Entrada (Palta Reina, Pajaritos escabechados, lengua con agregados, fondos de alcachofa y agregados, cecinas y agregados, etcétera), Cazuela (de vacuno, cordero, ave), Plato de Fondo: Carne (Bistec, Chuletas, Presas de Pollo. Pescado) (*) con agregados (Arroz, fideos, puré, papas (doradas, cocidas, soufflé) y/o ensaladas (a la chilena, porotos verdes, tomate, apio, lechugas). Tras ello, venía el Postre, generalmente frutas de la estación (sandía, melón, duraznos, uva). Enseguida, venía un Té, Café, o “agüitas” de hierbas diversas, o simplemente “agua perra”.

Cabe precisar que los bebestibles: Aperitivos eran servidos –por quienes tenían la costumbre de tomarlos- junto al Bar del establecimiento. Los vinos (se pedían por botella) y permanecían en cada mesa, hasta que se agotara. Obviamente, eran cobrados aparte del menú. Monto que era parte del valor diario por persona.

Los bajativos se servían a la mesa
La Cena consideraba solo dos platos: Una Sopa o crema (de ave, mariscos) y un Plato de fondo: pescado (a la plancha, al horno, al jugo), carne de vacuno o ave (asada, a la cacerola, al horno) con agregados: arroz, puré, fideos, etcétera). Postre: frutas en conserva, leche (nevada, asada), mousse de chocolate, arroz con leche, sémola (con salsas de vino, arropes, miel, etcétera). Y finalmente, un té, café o agüita”.

Otro aspecto que nos contó don Jaime Parra, es esta particularidad: “Algo importante -nos agrega para finalizar- es que, aparte de carteles que daban cuenta de los Horarios en los Comedores, algunos Hoteles tenían Campanas con las cuales se anunciaba el inicio del servicio. Y cuando los Hoteles y Residenciales eran muy grandes en superficie, una persona –que podía ser una Camarera o Mozo- pasaban con Campanillas de mano recorriendo los pasillos y galerías anunciando la hora de cada servicio”.

La comuna de Pichilemu posee seis espacios, lugares y/o recintos que tienen declaratoria de Monumentos Históricos (5) y de Zona Típica (1), tras gestiones ya por particulares (familiares de don Agustín Ross Edwards), Centro Cultural Museo Lircunlauta de San Fernando, Cámara de Turismo de Pichilemu y Municipalidad de Pichilemu, respectivamente; las que culminaron con las respectivas publicaciones en el Diario Oficial, según las fechas que se indican a continuación:

Denominación: Casino (antiguo) de Pichilemu –Edificio que, desde el año 2010 tras su restauración es el Centro Cultural “Agustín Ross Edwards”.
Dependencias: Jardines del Parque Agustín Ross, contiguos al inmueble
Categoría: Monumentos Históricos
Uso Inmueble: Comercial y de Servicios
Lugar: Región del Libertador Gral. Bernardo O' Higgins / Provincia de Cardenal Caro / Pichilemu
Tipo norma: Decreto Supremo
Número norma: 100_1988
Fecha Declaratoria: 25-feb-1988

Denominación: Túnel “El Árbol” (*1) y Caballo de agua que se encuentra en la estación El Lingue (*2)
Categoría: Monumentos Históricos
Uso Inmueble: Ferroviaria
Lugar: Región del Libertador Gral. Bernardo O' Higgins / Provincia de Cardenal Caro / Pichilemu
Tipo norma: Decreto Supremo
Número norma: 192_1993
Fecha Declaratoria: 13-abr-1993
(*1): El túnel “El Árbol” -el más largo de tres- que se construyeron en el Ramal San Fernando-Pichilemu, tiene una longitud de 1960 metros.
(*2): Ante el peligro de su destrucción y robo de piezas, a través de una solicitud del Museo del “Niño Rural”, el Caballo de Agua es trasladado a ese lugar, donde se exhibe al público.

Denominación: Estación de Ferrocarriles de Pichilemu
Categoría: Monumentos Históricos
Uso Inmueble: Ferroviaria
Lugar: Región del Libertador Gral. Bernardo O' Higgins / Provincia de Cardenal Caro / Pichilemu
Tipo norma: Decreto Supremo
Número norma: 116_1994
Fecha Declaratoria: 16-mar-1994

Denominación: Sector de Pichilemu
Categoría: Zonas Típicas
Tipo ZT: Área Urbana
Lugar: Región del Libertador Gral. Bernardo O' Higgins / Provincia de Cardenal Caro / Pichilemu
Tipo norma: Decreto Exento
Número norma: 1097_2004
Fecha Declaratoria: 22-dic-2004

La laguna de Petrel es uno de los seis cuerpos de agua -aparte de las lagunas El Barro y El Ancho (ex El Vadillo) y El Bajel- que tuvo Pichilemu en su momento (1872), y que prevalece hasta ahora.

Paralelamente, al constituirse Pichilemu en una comuna -según la Ley de Comuna Autónoma, el 22 de diciembre de 1891- y el crecimiento urbano que empieza a experimentar -a partir de la compra de 22 cuadras que realiza Daniel Ortúzar Cuevas- y la irrupción de quien a la postre se transforma en el impulsor del balneario, Agustín Ross Edwards, a la par de la nombradía que empieza a tener el balneario, surge el “ojo emprendedor” de algunos pichileminos.

Es así, como la laguna de Petrel -entre otros lugares- se constituye en un foco de atracción y, surge la actividad de paseos en botes, donde en cada temporada se construyen pequeños muelles de maderas y/o embarcaderos para quienes querían disfrutar de paseos en botes “colectivos” -con remeros e incluso con un “timonero”- hasta un lugar determinado; u arriendo de botes más pequeños donde los mismos pasajeros tenían que remar en una modalidad por hora de tiempo.

Es entre las décadas del ’40 al ’70 que el auge de paseo público y popular tiene la laguna de Petrel, preferido por la juventud, donde a veces, era posible ver simultáneamente a más de una decena de botes surcando sus aguas.

El principal botero -por años- fue don Efraín Arraño Córdova, quien poseía la mayor cantidad de botes y donde sus hijos le ayudaban en el arriendo o a remar. Estuvo por décadas en esa actividad …

Tras establecerse en Pichilemu los hermanos Evaristo, Francisco y Ernesto Vásquez Sanhueza -que provenían de Lebu y naufragaron frente a Pichilemu- Evaristo logró poco a poco hacerse de botes que arrendaba a los pichileminos y veraneantes.

En muchas ocasiones, la laguna de Petrel fue escenario de celebraciones. Partiendo en orden, la Noche Veneciana -en algunas ocasiones- lograba concitar gran interés de los veraneantes, dependiendo del entusiasmo de los simpatizantes de las candidatas a reina de la Semana Pichilemina, quienes arrendaban botes y los ornamentaban para el paseo de su candidata.

También -según nos informó Evaristo Vásquez Calderón- por varios años fue tradicional un paseo del personal de Carabineros con sus familiares a la Isla, para el 27 de abril, donde realizaban un asado de camaradería durante la tarde. Ello, significaba varios viajes para trasladar a los diferentes grupos y, casi cayendo el sol, otros tantos viajes para ir a buscarlos, tarea que -dijo- les tocó varias veces junto a sus hermanos mayores.

Igualmente, en algunas ocasiones la Fiesta de San Pedro y San Pablo cobraba especial convocatoria de files, pues luego del oficio de una misa a las orillas de la laguna, se hacía un paseo con la imagen de San Pedro y algunos botes eran adornados, donde se disponían gratuitamente de los botes para quienes quisieran ser parte del paseo.

Hacia finales de los ’60 fueron paulatinamente emitiéndose restricciones para cada una de las actividades en la laguna; pesca (que era pródiga en cachambas), el baño y la boga por la contaminación creciente, producto de desagües de aguas servidas; restricción que aún está vigente, pese a que -desde veinte años- está operando una Planta de Tratamiento de Aguas Servidas, PTAS, y que está terminantemente prohibido verter aguas servidas en el lugar.

Don Antonio de Petrel en una de sus crónicas publicadas en el periódico “Pichilemu”, señala que el precursor de la “hotelería” en Pichilemu fue don Felipe Gaete a mediados del siglo XIX, según consta en la matrícula de establecimientos y profesionales que debían tomar patente en el Departamento de San Fernando, de acuerdo con la ley, como consta en los periódicos de la época, en julio de 1868. En efecto, se trataba de La Posada (2da. categoría).

La ubicación de “La Posada” era donde -posteriormente adquirió don Agustín Ross Edwards- y donde construyó el Hotel “Empresa Pichilemu” y que tras su muerte (26.10.1926) pasó a denominarse Gran Hotel “Ross”, en manos de la Sociedad Magnolfi-Bianchi. Y que finalmente, adquirió el hotelero Guillermo Bradley Arcos y, cuya Sucesión es su actual propietario.

Pero, antes de llegar a sus actuales propietarios, es importante señalar que don Felipe Gaete explota su posada hasta el año 1874. En esa fecha, vende su propiedad a don José Contreras, denominada fundo rústico “San Antonio de Petrel” por la suma de $ 2.000, comprendiendo el inmueble de la “Posada de Petrel” y una superficie de 54 cuadras más o menos.

Al fallecimiento del propietario de La Posada, la propiedad la adquiere -en compra judicial- don Francisco Esteban Torrealba a la sucesión de don José Contreras. Don Francisco E. Torrealba explota la posada hasta su muerte. Su viuda -Mercedes Maturana- cede en arriendo a don Amador Valderrama quien continuará al frente de la posada después de la venta de la propiedad, como tutora de su hijo menor de edad, Francisco Esteban Segundo Torrealba Maturana, a don Agustín Ross Edwards en virtud del contrato de arriendo que los ligaba y que el Sr. Ross aceptó respetar (1885).

A fines de 1896, será Alfredo R. Masters y Co. quien anuncia su reapertura, ahora totalmente remodelada, incorporando nuevos servicios y comodidades. Se inicia con él una nueva era para el hospedaje y el turismo. En 1897 aparecerá una segunda posada, la de don Miguel Martínez, de carácter popular. En 1902 don Evaristo Merino asume la dirección de la importante empresa hotelera “Pichilemu”, por mandato de don Agustín Ross. Actuará por espacio de 25 años en que culminará el crecimiento de la magna empresa que otorgaría un sólido prestigio a Pichilemu en el concierto turístico de la época.

Mientras tanto, en los primeros años del siglo florecían numerosas casas de pensión para atender la demanda de veraneantes. Asimismo, abren sus puertas los hoteles de doña lsidora Chacón, Juan de Dios Flores, Adolfo Garcés, Manuel Benito Román, Albino Pulgar, Francisca Salas, Adelina Valenzuela, Federico Urzúa.

En el tiempo, residenciales -tales como Fuenzalida, Torrealba, Tajamar, Torrealba, La Flor, La Flor de Chile, Argentina, Buenos Aires, Ideal, Santa Ester, Temuco, González, Dorita, Portales, Las Salinas, Oróstica, Montecarlo, Luz Elena, Yumbel, San Luis, Victoria, Moreno, Royal, Prat, Lucía, Judith, Janito, Antumalal, Oasis, Urdenbach, El Rancho, Cornejo, Quenita, Pomaikai.

Igualmente, hoteles como el Bilbao, Miramar, Central, San Fernando, Pacífico, Comercio, Casino, Savoy, Asthur, City, Claris, Luxor, España, Chiquito, Central, O’Higgins, Casino, Terraza, Bahía, Rex, Chile-España (hoy Mar&Vino), Quinteros, Ducal, Rocas del Pacífico, Alaia.

Aparte de diversas Residenciales “enroladas”, -desde siempre- funcionan muchas Residenciales temporales -no siempre en el mismo lugar- aunque manteniendo su nombre de fantasía.

A principios de la década del ’70 surge el primer Motel “Las Cabañas” -donde el año 1979 pernocta la noche del 3 de octubre, el general Augusto Pinochet Ugarte y comitiva- nombre que en los ’90 cambia a Cabañas “Lyon”. En tanto, en los ’80, surgen las Cabañas “Santa Irene”, y posteriormente el Complejo Turístico “Cabañas Las Terrazas”.

En los primeros años de los ’90, surge en Complejo Turístico “Dunamar” -pionero en el sector- quien vaticina que desde el aeródromo al sur será “otro Pichilemu”.